La Novena de Aguinaldos, una tradición profundamente arraigada en la cultura colombiana, marca un bello ritual que comienza cada 16 de diciembre y culmina el 24, justo en el día antes de Navidad. Durante estos nueve días, las familias se reúnen en veladas cargadas de fe y compañerismo, unidas por el deseo de recibir la llegada del Niño Jesús. Desde el canto de villancicos hasta la preparación de deliciosos platos típicos como natilla y buñuelos, cada encuentro está impregnado de una magia única que simboliza la esperanza y la celebración de una de las festividades más queridas por los colombianos.
Este año, el 17 de diciembre, las reuniones continuarán con el segundo día de la Novena, donde se recuerda el anuncio del Arcángel San Gabriel a la Virgen María sobre la llegada de su hijo. Este paso, lleno de oración y reflexión, no solo prepara el corazón de los fieles para el nacimiento del Niño Dios, sino que también fortalece la unidad familiar y comunitaria, pilares de esta tradición. Cada escrito hasta ahora ha capturado la esencia de los rezos y los gozos, que son canciones que acompañan las oraciones y que resaltan la emoción de la temporada.
Los participantes no solo repiten las oraciones tradicionales, sino que también cantan canciones específicas que son parte de este ritual. Un canto familiar que se puede escuchar es el 'Ven, ven, ven', que invita al Niño Jesús a llegar y llenar los corazones de alegría y amor. Esos momentos son una oportunidad para fortalecer vínculos y compartir nuevamente la alegría de reunir amigos y familiares alrededor del mismo propósito: vivir plenamente la experiencia de la Navidad.
Pero, ¿cuál es el origen de esta celebración? La Novena de Aguinaldos se atribuye al fraile ecuatoriano Fernando de Jesús Larrea, quien introdujo esta costumbre en Colombia en el siglo XVIII. Desde entonces, ha evolucionado hasta convertirse en un símbolo de la cultura navideña del país. Desde oraciones para cada día hasta reflexiones y momentos de alegría familiar, la novena busca conectar no solo con lo religioso, sino con la vivencia diaria de los valores que Cristo representó.
Cada día de la Novena trae consigo un conjunto específico de oraciones. La oración de apertura, que se reza todos los días, es una súplica que expresa gratitud y una petición de humildad para preparar los corazones. Esta oración recuerda el sacrificio de Jesús y refleja la profunda devoción de los fieles al divino Niño que pronto nacerá.
La comunidad, ya sea en casa, en el barrio o en una reunión especial, se vuelve un espacio sagrado donde la oración y el canto se entrelazan. En las casas, se ven mesas decoradas con manteles navideños, y el aroma de la natilla y los buñuelos impregna el aire. Ser anfitrión de una noche de Novena es un honor y una responsabilidad, ya que se busca no solo rezar, sino también crear momentos memorables que permeen el espíritu navideño.
La Novena también es un momento para reflexionar sobre las dificultades y alegrías del año que se va, permitiendo que cada oración resuene con un sentido de comunidad y reconciliación. Con cada día que pasa, la anticipación por la llegada de la Navidad crece, y la Novena actúa como un recordatorio constante de la simplicidad y el amor que la festividad representa.
En Medellín, por ejemplo, se celebran eventos culturales y tradiciones que incluyen el encendido de luces y otras actividades navideñas que engalanan la ciudad mientras los colombianos se preparan para el gran día. Las festividades no solo se limitan al hogar; son parte integral del tejido social que une comunidades.
Y así, la Novena de Aguinaldos se ha transformado en una celebración que trasciende lo religioso y toca lo humano en su forma más pura. Un canto compartido, un villancico familiar o una delicia compartida después de una oración, todo esto fomenta un sentido de pertenencia en la rica diversidad cultural de Colombia.
A medida que se acercan los días finales de la Novena, la emoción aumenta y las oraciones se llenan de fervor. La Nochebuena, por supuesto, es el clímax de este viaje ceremonial, donde todos esperan la llegada del Niño Dios, pero cada día de la Novena tiene su propio significado y belleza.
Así, mientras los colombianos se preparan para el tercer día de la Novena, sus corazones laten al unísono, sabiendo que cada momento compartido está tejido en la rica tradición y el espíritu navideño que solo la Novena de Aguinaldos puede fomentar. La unión, la alegría y la fe son los tres pilares que sostienen durante este tiempo tan especial del año y que mantienen viva la magia de la Navidad en cada rincón del país.
Finalmente, sin importar donde se encuentren, desde la ciudad hasta el campo, la Novena de Aguinaldos nos recuerda que la Navidad no es solo una fecha en el calendario, sino un momento para reconectar con la familia, celebrar juntos y reflexionar sobre el amor que nos une en todas sus formas. A lo largo de estos días, los colombianos están listos para recibir con los brazos abiertos al niño Dios, fortaleciendo la unión que hace que esta época del año sea verdaderamente especial.